La era de plenitud filosófica: Platón

A finales del siglo V a.c. hubo una guerra fratricida entre Atenas y Esparta, la cual ha dejado ciudades arrasadas, decadencia y miseria. Es en esta época en el que fue necesario el pensamiento filosófico para reconstruir nuevos cimientos de la concordia, la justicia y la convivencia. De ahí surgieron Platón y Aristóteles.

Ambos filósofos pensaban que la mejor manera de reconstruir lo perdido era en base a la razón y la verdad para buscar, en estos elementos intelectuales, la forma justa y cívica de la comunidad dentro de la polis.

La organización de la ciudad por Platón

Platón - Fuente

Hubo un hecho que hizo reflexionar a Platón acerca de la pérdida de valores, moral y decadencia de la polis griega al matar, esta, a "la persona más justa y sabia de su tiempo" y que le llevó a escribir su obra como una respuesta a la necesidad de un cambio radical y político del mundo que él conocía. La vergüenza ajena que sentía en las asambleas del pueblo ateniense fue la espoleta que activaba su arsenal filosófico nuclear.

Las obras de este filósofo ateniense buscaban el cambio político y social basándose en el rigor teórico y científico que conllevaba descubrir el orden cósmico alcanzando la ciencia (episteme) para que tuviese un carácter universal y realizar un cambio trascendental en los hombres.



Para ello, él deseaba abarcar la verdad, algo de lo que huían los sofistas haciendo alusión de que no existe, que cada uno tiene su visión de las cosas, no hay verdades absolutas y muchas eran contradictorias (antologías según Protágoras) y dóxai, esto es, argumentos múltiples. Platón, asqueado de esa manera de pensar, se sacó de la manga la teoría de las ideas. Esta procede de un mundo inmutable, absoluto que se llega a él a través de la razón, huyendo así del relativismo y el escepticismo de los sofistas.

Las ideas son percibidas a través del entendimiento, que son conceptos abstractos y universales que se piensan pero que no se ven en la realidad. Esto es, que un hombre, para él, no es más que una copia de esa idea de otro mundo que se reencarna en el presente, mutable, que percibimos a través de los sentidos. No del sentido común, está claro. Entonces tenemos que hablar de dos mundos, uno inmutable e inteligible solo por el entendimiento sobre el que se construye el saber científico, y el otro, cambiante, percibido por los sentidos y constituido solo por opiniones. Acojonante, Platón.

El nexo de unión entre estos dos mundos lo explica el filósofo en su obra Parménides recurriendo a explicaciones místicas y nada claras, pero que ese mundo de ideas es lo que sostiene todos los conceptos éticos y estéticos. Si podemos hablar de cosas bellas o justas es porque tiene que haber algo "bello en sí" o "justo en sí" y, en ese mundo, la idea que está por encima de todo es el bien que unifica todas las cosas y que constituye la causa final y el principio del universo. ¡Ole, Platón!, has sembrado el germen patriarcal en lo que se va a sostener la iglesia apostólica romana unos siglos después.

La sociedad ideal: la búsqueda de la justicia

Después de la semejante ida de olla anterior, Platón no desistió en concebir una obra que reflejase una sociedad justa.

Mosaico del siglo I hallado en Pompeya que representa a la Academia de Platón
Fuente


A través de la demostración racional, que es la dialéctica, guía al hombre a "ver" las ideas, a comprender la verdad y el bien que debe traducirse en una polis ideal.

Su idea de estado, en su República, nace porque somos unos indigentes (unos perro-flautas para algunos) y no nos bastamos por nosotros mismos. Son las necesidades del ser humano que nos lleva a organizarnos en sociedad. También nos dice, en las leyes, que los seres humanos (ya no hace referencia al hombre, ojo al dato) están en lucha continua entre sí, entre las familias y los pueblos. Por eso es necesario buscar una convivencia buscando la justicia. Por último, nos dice que es necesario ocuparse de uno mismo, pues el hombre no solo puede ser enemigo de los demás sino de sí mismo (ahora sí, ha vuelto a "hombre"). 

Esta última parte es realmente interesante porque Platón menciona "alma" y que es determinante el cuidado de la misma al ser el centro del hombre. Nos da los tres ingredientes o tres fuerzas de las que se compone: La parte volitiva y constituida por nuestras tendencias, los deseos y las pasiones. Encontrar la justicia en nosotros mismos significa que cada parte cumpla con su función

A la vez que somos justos con nosotros, dice, también somos justos en la misma medida que la ciudad y que , al igual que el alma, también depende la armoniosa organización del todo cuando cada uno sepa y haga lo suyo. Además, defiende la organización de la polis en tres clases sociales: la superior, que corresponde con los gobernantes; la segunda, que corresponde a los guardianes; y la inferior, la que suministra los bienes materiales que necesita el estado, como son los campesinos, comerciantes y artesanos.

La felicidad de los ciudadanos, depende de la justa organización de la ciudad. Apuesto a que lo justo, pero justo de verdad, es que todos quieran ser gobernantes, ejem. Sigamos.

Pero Platón, ojo con este dato, afirma que la naturaleza asigna a cada clase social una felicidad específica. Si naces campesino, según el filósofo de marras, serás feliz toda tu puta vida partiéndote el lomo de sol a sol. Disney nunca fue tan retorcida con ellos.

El regimen ideal es el Estado aristocrático-comunitario, pero se excluye de forma radical cualquier concepción tiránica del poder. No se puede repetir la misma historia con Platón, como por ejemplo cargarse a Sócrates porque sí. Sí, porque sí. Eso es lo que pasó; sino mira en este post.

Los gobernantes, por su sabiduría y virtud no están ahí para atender a su propio bien, sino la de todos los gobernados. La organización política más perfecta, es aquella que intenta plasmar en los hechos la visión que el discurso filosófico nos proporciona (por supuesto, Platón, cómo no). Ignorar la filosofía tanto en la vida privada como en la pública nos lleva a todos a una hecatombe. O como diría Platón,

"a equivocarse al juzgar los bienes de la vida y aquello que debe ser considerado como la verdadera felicidad"
Esto condujo inevitablemente e indefectiblemente e irreversiblemente a que, de forma totalmente desinteresada e imparcial a

"defender la tesis de que el gobierno debía estar en manos de filósofos, pues en la medida que conocer el verdadero ser de las cosas están en condiciones de mandar e inspirar acciones sabias y justas"
¡Pero qué cachondo eres, Platón!

¿Y qué opina su alumno más aventajado y que luego contradijo a su maestro Platón, es decir, el filósofo Aristóteles?

Continuará...




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