La historiadora de Elizabeth Kostova.

Hoy os traigo uno de los pocos best sellers que me ha gustado en mucho tiempo; La historiadora. Un regalo de mi "hermiga" y compañera de blog Sofía Ferreira y que he leído poco a poco disfrutando de cada página, línea, palabras e incluso comas. Incluso, en algún momento, lo dejé parado, para volver a retomarlo con tranquilidad y ahínco. 

La Historiadora es una novela de fantasía, suspense, ficción histórica y vampiros (todo a la vez) muy bien elaborada, y que en el género de literatura "vampírica" de las mejores que he leído.  Disfrazada de novela histórica, cronológicamente hablando, maneja tres tiempos distintos, y en ella incurren tres generaciones distintas (si rizamos el rizo, podríamos decir cuatro) de la misma familia.

Elizabeth Kostova se enfrentó a un autentico reto al basar su novela en el archiconocido Drácula (sí el de la novela de Stoker) y creo que superó hasta las expectativas más altas. Yo como loca (reconocida) por la literatura, la historia y Drácula me deleite con esta novela, que para iniciados o poco lectores, puede resultar pesada. Me veo obligada a destacar la forma tan sublime de entremezclar historia, ficción y tradición en una sola obra. 

Al más puro estilo de Stoker, gran parte de la acción la conocemos a través de una serie de cartas que nuestra historiadora ha hallado en la biblioteca de su casa. Cartas que le harán ir, en principio, tras la búsqueda de su padre, aunque sin saberlo inicia un viaje mucho más peligroso, irá tras la caza del mítico Vlad Dracul. 

Kostova nos hace viajar por la historia medieval de la Europa del este, las guerras entre otomanos y cristianos, y todo lo referente al sultán Mehmet II y Vlad Tepes (es decir Drácula), al mismo tiempo que nos introduce en esta misma europa de mediados del siglo XX, tras la II Guerra Mundial. 

Destacable también la descripción tan maravillosa de las tradiciones de los pueblos eslavos, sus paisajes y holografía, despertando unas ganas tremendas en una servidora de viajar a Rumanía, Bulgaria, Hungría y todos aquellos monumentos que aparecen en el libro. 
Vlad Tepes desayunando ante unos empalados.
Fuente Wikipedia

La tensión se mantiene durante toda la novela, que nos aporta gran información histórica, muy bien entrelazada con hechos ficticios. La autora  ha sabido aprovechar con genialidad sus investigaciones históricas y su conocimiento de las tradiciones fusionándolas con una ficción deliciosa, haciendo dudar al lector si los hechos sucedieron realmente o no. Algunos se sorprenderán al comprobar que muchos de ellos son verídicos. 

Destacable el final, dejando la puerta abierta a la imaginación de quién leé. 



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