Eva. Saga Falcó II

Con esta segunda parte, Reverte se afianza en la novela negra española, siendo el mayor exponente de la literatura sobre la Guerra civil.

El género de espías, tan manido en este continente, se reinventa para poder transmitir al lector la tensión que se respiraba en el 37 en Tánger con motivo de una misión diplomática para lidiar entre el Manuel Álvarez y el Mount Castle con 30 toneladas de oro de la República.


Esquema

La novela, como la anterior, sigue un esquema básico que parece que le funciona muy bien al autor y es el siguiente:

Falcó queda con el Almirante, insultos, alcohol, explicación de una misión, más alcohol y despedida con retahíla de insultos.

Falcó, de noche, tomando todas las precauciones posibles, unos matones le salen al paso, combate, y huida. A veces, con interrogatorio con crueldad incluida.

Esto no pasa una vez, sino varias. Y es la tónica general que se ve salvada con la profundidad de unos personajes que evolucionan, con sus deseos, pretensiones y sus miedos. Bravo por la originalidad y la redundancia.

Lo otro que se salva, lo otro, insisto, es la construcción de unos protagonistas que han pasado el escrutinio del autor, es decir, que si la primera novela ha tenido éxito, esta segunda necesitaba una reencarnación del realismo de la época junto con el negativismo de aquellos años que quedan perfectamente plasmados en los mismos. La anterior parece más un viaje a toda pastilla con personajes que van y vienen casi sin conocer bien su nombre, con una misión que se va al traste porque así de retorcida es la trama y su autor.

Eva

La historia de "amor" entre Falcó y Eva se ve resuelta en un quiero y no puedo, hasta el clímax final que sólo Reverte entiende. Los sentimientos, ensombrecidos por la ideología del momento, quedan al margen de la misión diplomática y queda patente en toda la novela.

Lejos de desmerecer el mérito de la protagonista por su fidelidad al comunismo, se lee en cada párrafo una moralidad digna de un ensayo o biografía de un luchador o luchadora en contra del holocausto.

La novela, en definitiva, da un giro de tuerca a la anterior profundizando y evolucionando a los personajes a su máxima expresión. La trama, lenta pero disfrutable en todo su esplendor, es un fresco del Tánger de la Guerra española, aunque se echa de menos algún tipo de costumbrismo (sólo se percibe un atisbo). Aunque si bien la reflexión moral de algunos personajes en la trama que circunda al momento presente, es apasionante por el grado de realismo que se puede respirar en algunas páginas y la solemne determinación de los marinos, fieles a su empeño, y fieles a las órdenes.

Se agradece el aumento de las conversaciones de los protagonistas así como su esperanza de vida sin que haya un carácter de personaje secundario y con una psicología propia que bien cualquiera podría identificarse con ellos.

El final, un tanto abrupto y dejando libre cualquier interpretación moral, nos depara un apoteosis literario que no dejará indiferente a nadie.

Continuará...

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