Novela Gótica, el germen del Terror moderno


    Fruto del desproporcionado culto a la razón en la Inglaterra de fines del siglo XVIII, del despotismo ilustrado, del rechazo a lo sobrenatural y a las supersticiones de la vida cotidiana, la novela gótica llevó aparejado, en su nacimiento, a su forma estética y literaria, su propia condena.

      La narrativa gótica fue un genero literario singular. Incluso hay algunos manuales de literatura que la denominan «novela negra» pero no se usa actualmente para no dar lugar a equívocos. Su prevalencia en el tiempo fue sólo de 50 años debido a las particularidades de su estricta y rígida estructura definitoria (1765- 1815).

El primero y estructura formulaica

        El castillo de Otranto de Horace Walpole (1765) es el texto inaugural que define, a posteriori, las características propias del género. El ensayista César Fuentes Rodríguez nos indica en su ensayo  Mundo gótico las más comunes:
  • La intriga se desarrolla en un viejo castillo o un monasterio (importancia del escenario arquitectónico, que sirve para enriquecer la trama).
  • Atmósfera de misterio y suspenso (el autor crea un marco o escenario sobrenatural capaz, muchas veces por sí mismo, de suscitar sentimientos de misterio o terror).
  • Profecía ancestral (una maldición pesa sobre la propiedad o sobre sus habitantes, presentes o remotos).
  • Eventos sobrenaturales o de difícil explicación.
  • Emociones desbocadas (los personajes están sujetos a pasiones desenfrenadas, accesos de pánico, agitaciones del ánimo tales como depresión profunda, angustia, paranoia, celos y amor enfermizo).
  • Erotismo larvado (bajo la atmósfera de misterio laten conflictos amorosos mal resueltos y oscuros impulsos sentimentales. El paradigma de la doncella en apuros es muy frecuente; los personajes femeninos enfrentan situaciones que producen desmayos, gritos, llanto y ataques de nervios. Se apela al sentido de compasión del lector presentando a una heroína oprimida por angustiosos terrores que, normalmente, se convierte en el foco de la trama. Otro paradigma insoslayable es el de la figura masculina tiránica; suele tratarse de un padre, rey, marido o guardián que requiere de la doncella una acción indigna o inadmisible, sea el casamiento forzado, el sacrificio de su castidad o alguna acción todavía más siniestra).
  • Falacia patética (las emociones de los protagonistas intervienen en la apariencia de las cosas, o bien el clima que rodea una escena define el estado de ánimo de los personajes).
Edgar Allan Poe - photographed by Rufus W. Holsinger (1866? - 1930) Wikipedia

     Las novelas posteriores a 1820 pierden la esencia en que se circunscriben sus significaciones primeras y formulaicas, derivando en otros géneros subsumidos en la corriente literaria del terror. En EE.UU. Edgar Allan Poe inaugura el género del terror psicológico en el cual recurre a la sugerencia, a la sutileza, y no sobre un miedo tangible que ahonda en la muerte y más allá de la misma.

Novela gótica fuera de Inglaterra

     En otros países, el conservadurismo religioso, político y social, como sucedió en España, pudieron publicarse novelas creando otros subgéneros hasta encontrar el momento adecuado con disposiciones más transigentes, leyes más permisivas y un nicho de mercado propicio, como el burgués y, concretamente, el femenino.

     Como había ocurrido con el romanticismo, la narrativa gótica se expandió con mayor prontitud en países anglosajones, siendo las naciones latinas algo más reticentes en el proceso de transferencia, conscientes, eso sí,  del atraso en la adaptación de las ideas europeas que condicionaron la adaptación de la novela gótica. Cada país, encuadró el género, según sus costumbres, sin alterar sus particularidades.

Decadencia

      De vuelta a Inglaterra, con las polémicas, descalificaciones, una fórmula de escritura predecible, arcaico y sobrecargado de elementos tópicos, condujeron a este subgénero a la decadencia e indefectiblemente a un género renovado y fresco: el terror moderno. La renovación de este nuevo género, sin huir de los viejos arquetipos, se consolida a pasos agigantados en paralelo con el romanticismo y centra su atención en los miedos, las culpas y creencias de los personajes, además, marca un punto de inflexión en la literatura de primera mitad del siglo XIX.

     Como dato curioso, La abadía de Northanger de Jane Austen, en la que menciona Los misterios de Udolfo de Anne Radcliffe y Clermont de Regina Maria Roche está considerada como una parodia de ficción gótica. Es un ejemplo del menosprecio que sufrieron sus autores y sus trabajos por parte de sus coetáneos en el ocaso del género.

      Si bien como género literario marcó una época como un símbolo de inconformismo y rebelión, hoy en día lo asociamos con lo grotesco y lo macabro, así como con castillos y fantasmas encadenados. No cabe duda que sus señas de identidad serán imperecederos y siempre perdurarán en el tiempo.


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