Imprescindible para mí es leer Bartleby el escribiente de H. Melville antes de empezar esta obra clave, ya que Vila-Matas se inspira en este cuento, en el que Bartleby era un hombre gris que trabaja de copista en un piso alto en el número X de Wall Street y su única alimentación consistía en bizcochitos de jengibre y ante cualquier petición respondía únicamente con un deseo, que al mismo tiempo era una negación; Preferiría no hacerlo.
Reconozco que lo que me empujó a leer esta obra publicada en 2001, no fue el cuento de Herman Melville, fue el tema del rapero Toteking; Bartleby & Co, en especial la intro, en la que Vila-Matas dice mientras suenan las primeras notas de piano de una base de hip hop;
"Porque en realidad necesito mantenerme siempre tal y como estaba al principio cuando empecé a escribir, donde no me preocupaba nunca el riesgo, porque si un libro iba mal no pasaba nada porque habían ido mal los anteriores, y el riesgo es fundamental para poder ser libre a la hora de escribir y no estar pendiente de lo que has hecho antes, ni de que pueda fracasar el libro".
Leer Bartleby y compañía para un ser que invierte gran parte de su tiempo en desparramar las ideas que durante el día brotan de su cabeza en una libreta de hojas de papel reciclado con bolis bic de diferentes colores es, sin lugar a dudas, un gran riesgo, y el señor Vila-Matas seguro es consciente de ello. Una pregunta retumbaba en mi mente mientras leía su ensayo de ficción, ¿acaso soy una Bartleby?, ¿pertenezco a este no tan selecto club? y de serlo, ¿de qué tipo? Ah sí, de serlo yo soy de las que no acaban nunca lo que escriben por que creen que no es suficientemente bueno.
Hasta Vila-Matas reconoció en una entrevista que el mismo temió convertirse en un Bartleby tras escribir este libro, de ahí su siguiente obra El mal de Montano. ¿Pero qué es ser un Bartleby? Bartleby y compañía no es una novela, ni un ensayo, es, en palabras de su narrador -un escritor jorobado y calvo que lleva 25 años sin escribir nada- un cuaderno de notas a pie de pagina sin texto. Una recopilación que pretende contabilizar a todos los Bartlebys de la historia, de todos los escritores del no, de todos aquellos adeptos a la estética del desconcierto, porque los Bartlebys son todos esos seres en los que habita una profunda negación del mundo.
De Enrique Vila-Matas - Archivos del conde de Altató |
De la mano del narrador, que dejó de escribir cuando se vió como copista, vamos conociendo la vida y sobretodo los variados motivos de muchos Bartlebys; Herman Melville, Rober Walser, Juan Rulfo, Rimbaud, Pepín Bello, y uno de mis favoritos; Franz Kafka, para dejar para siempre la literatura. La lista de escritores del no es enorme, y se entremezcla con algunos de "cosecha propia" del autor como Robert Derain, Clement Cadou, Pineda o Maria Lima.
Al leer Bartleby y compañía se puede llegar a sentir que Vila-Matas nos gasta una broma pesada, haciéndonos creer que no se trata de ficción. Es una obra ágil, de carácter pesimista que seguro te arrancará alguna que otra sonrisa y sobre todo de lectura rápida, a no ser que se te dé por ir anotando cada escritor y cada obra que nombra el autor para siguientes lecturas -como en mí caso- o que se te de por buscar en la wikipedia cada referencia histórica o detalle sobre la vida de este u otro escritor, -como en mi caso-. Si sufres el mismo mal que yo acabaras este cuaderno de notas a pie de página con la certeza de que has leído una obra maestra que marcará un antes y un después en tus lecturas y que sin duda te harás la misma pregunta que me he hecho yo, ¿Perteneces al club de los Bartlebys? Esta misma pregunta se la responde a sí mismo el autor al final del libro, en el epílogo de la edición de 2015, titulado La pregunta de Florencia.
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